Notting Hill Fish+Meat: donde los Beckham y el chutoro unen sus caminos
Sumario:
Una bitácora del sensei bloguero Hiroshi Umi.
Cuando paseas por Notting Hill o el cercano Holland Park y aledaños parece que vas a toparte con Hugh Grant esperando a Julia Roberts con un ramo de rosas. Piensas que en cualquier momento 007 va aparcar su Aston Martin para comprar The Times mientras le acecha un supervillano. Te puedes encontrar a Elton John paseando a sus perros, charlando animadamente con Ed Sheeran y Robbie Williams en Portobello Road. Mientras tanto, David Beckham y su chef escogen fruta selecta, verduras fresquísimas y lomo y ventresca de atún rojo para sus invitados a la cena del sábado. De todas las suposiciones que podrían darse en el corazón noble del West London, a las espaldas ilustres de Hyde Park, la última es absolutamente real.
Con su pátina de tienda de barrio distinguido y su alacena selecta y gourmet, Notting Hill Meat+Fish Shop es el abasto de las estrellas, la tienda deli donde los miembros de esta Millionaire’s Row hacen acopio de suculencias para agasajar a su egregios invitados. Detrás de este éxito gastronómico, de esta sucursal del sabor con fragancias netamente españolas, se encuentra Chris D’Sylva.
Notting Hill Fish Shop: los orígenes en tiempos de Covid-19
Originario de Melbourne, este simpatiquísimo y audaz australiano atesora una historia no menos deliciosa. Pasó la primera parte de su carrera trabajando en publicidad y marketing. Hizo las maletas e importó sus conocimientos a empresas de Reino Unido y a Estados Unidos, donde llegó a ser director de Estrategia del gigante de la automoción Chevrolet, en Detroit.
Sin embargo, una serie de carambolas emocionales provocaron que volviera a la City y emprendiera camino de nuevo. Había tenido una serie de ideas que quería explorar en el ámbito de la restauración. Tras cerrar una pescadería tradicional que sirvió como plataforma y ensayo, dio el salto y abrió tienda en octubre de 2019 en el cinematográfico y afamado barrio de Notting Hill, esquina a la icónica Portobello Road y su mercado. Desde entonces, ha llevado al epicentro gourmet de Londres la mayor calidad de atún rojo posible, entre otras exquisiteces.
Por el camino y hasta el sol de hoy, muchas enseñanzas y la tortuosa pandemia Covid-19, que puso a prueba su resistencia empresarial. Porque en octubre de 2019, antes de que presintiéramos que el mundo se confinaría, Chris decidió reactivar a su equipo de restauración del negocio anterior y abrió Notting Hill Fish Shop en la esquina de la icónica Portobello Road. La tienda, cuyo pasado nos remite a una galería de arte, despertó el interés y la curiosidad inicial de los vecinos (algunos archifamosos, como decimos), movidos por el hecho de ofrecer materias primas de la máxima calidad, lo que lo convirtió en uno de los favoritos de los habitantes del oeste de Londres.
Y dio en el blanco con el atún rojo. Debido a que el confinamiento estaba estrangulando el comercio local, Chris invitó a otros a montar puestos improvisados en su tienda, sin coste. Entre ellos estaban la emblemática carnicería HG Walter y Neal’s Yard Dairy. Esto amplió el porfolio, cohesionó un entramado e hizo añadir un sumando a su emprendimiento: había nacido Notting Hill Fish+Meat Shop.
Descubriendo el atún rojo Fuentes
“Comencé aquí hace cuatro años, unos seis meses antes de la pandemia. Tradicionalmente nosotros traíamos atún entero de aleta amarilla de Maldivas, pero entonces, nos golpeó el Covid. Y, un montón de chefs del distrito que no podían trabajar en sus establecimientos se vinieron aquí para preparar sushi. Fue una bendición, porque gracias a ellos descubrí el atún de aleta azul, antes no sabría distinguir uno de otro. Arriesgué y compré a Fuentes un atún de 250 kilos. Fue un gran riesgo para nosotros, pero tuvimos mucha suerte, porque teníamos la capacidad y preparábamos sushi a diario por encargo, así que la demanda se quintuplicó en nuestro negocio,” explica D’Sylva, quien se refiere al titán de carne roja como “el Rolls-Royce de los atunes”.
El pasado mayo, el propio Chris pudo comprobar de primera mano cómo migra el atún, pasando por el callejón del Estrecho para ser capturado, en el porcentaje más sostenible, en las redes de la almadraba. “Es impresionante como el atún rojo del Atlántico, pez de aguas frías, se abre camino hacia el mar Mediterráneo para desovar a finales de abril y mediados de mayo, y ver cómo se trabaja en la Almadraba de Cádiz. Solo los peces adultos son capturados y a los jóvenes juveniles se les permite pasar para que continúen su ciclo de desove. Un productor increíble como Fuentes luego les proporciona una alimentación natural para crear esa marmoleo de calidad en la carne, esa fantástica infiltración de grasa. Y eso no lo encuentras en el mundo entero. Y eso que el cliente de Reino Unido prefiere un pescado medio graso…”, confiesa.
En su establecimiento, proliferan otros productos Premium, algunos con marchamo español como aceite de oliva virgen extra o pimentón de La Vera, legumbres pedrosillanas, jamón ibérico de la dehesa, además de carne madurada de rubia gallega. Y en el expositor de pescado, rodaballo de Devon, jurel, caballa, dorada, berberechos… Y rojas slices de akami, chutoro (el favorito de Chris) y otoro que vienen de aguas cartageneras.
Supermarket of Dreams. La saga continúa
Con unos recuerdos pesqueros de Australia que hablan de bonito y albacora de baja calidad, Chris expandió su perímetro gourmet a la aledaña y costosísima vecindad de Holland Park, donde moran más actores, más futbolistas (los referidos Beckham, Richard Branson) y algun ex primer ministro de las Islas. Espoleado por el entusiasmo pese al lock out, montó otro establecimiento al que bautizó como el Supermarket of Dreams. Aglutinó todos los restaurantes locales que bajaron el cierre por culpa del Covid, e invitó a los mejores y más jóvenes chefs de Londres a formar parte de la empresa, creando platos de alta cocina delivery. Bingo.
“Definitivamente está siendo un viaje para educar a los clientes. Tuvimos mucha suerte por así decir que, durante el Covid, la gente abrió la mente a experimentar con productos y con otra manera de servirlos, con otros cortes. No tenían que comprar ropa, casas u otro entretenimiento. Se enfocaron en la comida. Y resultó el momento perfecto para mostrarles el bluefin”.